martes, 28 de septiembre de 2010

Agricultura protegida, la clave del diseño

Cultivar bajo invernadero especies de alto valor en el mercado puede traducirse en ventajas económicas para el productor, porque con este sistema productivo se obtienen productos de excelente calidad con altos rendimientos por unidad de superficie, lo cual permite generar ingresos para recuperar pronto costos de instalación y operación, dando paso a importantes utilidades económicas. Para ello es preciso saber elegir un buen diseño.



Tal vez muchos conozcan un invernadero y su funcionamiento, pero ¿cómo definirlo? De acuerdo con especialistas en el tema, “un invernadero puede definirse como una construcción agrícola traslúcida cuyo objetivo es reproducir o simular las condiciones climáticas más adecuadas para el crecimiento y desarrollo de plantas de cultivo establecidas en su interior, con cierta independencia del medio exterior. Para lo cual se recurre al diseño y equipamiento del mismo”.

Elegir de manera adecuada el diseño de un invernadero es sumamente importante pues en mucho de ello dependerá el éxito de la producción. Los expertos señalan que al momento de elegir uno, el productor debe considerar aspectos básicos como el material y características de las cubiertas, el tipo de invernadero, sus dimensiones (largo, ancho, alto), inclinación y forma de los techos, orientación del invernadero, área de ventanas y su localización, distribución de las plantas y los pasillos, entre muchos otros.

Tomando en cuenta también el cultivo que se va a producir, el sistema en que se va a cultivar, la calendarización de los ciclos y los promedios mensuales de la temperatura, humedad relativa, luminosidad, heladas, precipitación, granizo, viento, latitud y altura sobre el nivel del mar de la localidad en donde se va a instalar. De tal forma que el diseño de un invernadero resultará específico para cada caso y localidad.

Aunque lo anterior no descarta la existencia de aproximaciones preliminares para ciertos cultivos en localidades representativas de climas específicos, como el caso del diseño agronómico de invernaderos para producción de jitomate en climas templados como los Valles Altos o el Bajío.

Diseño agronómico de invernaderos para climas templados

De acuerdo con Felipe Sánchez del Castillo, especialista en diseño de invernaderos, los rasgos característicos de las regiones templadas del país son las bajas temperaturas nocturnas, heladas predominantemente radiactivas con viento del norte, primaveras calientes y secas eventualmente con mucha insolación (propensión a desórdenes fisiológicos, ácaros y otras plagas), vientos fuertes de hasta 80 kilómetros por hora, condensación de agua en plástico y hojas en los meses de otoño (propensión a enfermedades fungosas y bacterianas), así como nublados variables.

Por ello, el diseño de un invernadero para zonas templadas debe ser hermético (para evitar pérdidas de calor en noches frescas o frías); con calefacción suficiente (si se piensa producir en invierno); buena ventilación, poca estratificación de temperatura; posibilidad de reducir altas insolaciones sin sombras excesivas; una altura adecuada a la especie así como resistencia a vientos fuertes y carga por tutoreo.

En cuanto a tecnología, dicha estructura podría contemplar el uso de polietileno térmico de alta dispersión de luz, malla antiáfidos en ventanas, cortinas herméticas, anchos no mayores de 30 metros, con más de 25 por ciento de área de ventanas en relación con la superficie cubierta e inclinaciones pronunciadas en los techos para que el agua de condensación escurra y no moje las plantas.

También se puede considerar una doble puerta de acceso con tapete sanitario, barrera rompevientos, doble cortina con espacio de aire y sistemas sencillos de riego; aunque, de acuerdo con las posibilidades del productor, el invernadero puede ser acondicionado con niveles tecnológicos de alto diseño que permitan su total automatización.

Las ventajas técnicas de producir en un invernadero bien diseñado, como son la posibilidad de evitar bajas temperaturas o heladas al interior; el control de la radiación solar, la humedad edáfica, la velocidad del viento, los niveles de dióxido de carbono al interior y las plagas o enfermedades; reducen el riesgo de pérdidas en los cultivos e incrementan su calidad y rendimiento, permitiendo al mismo tiempo calendarizar los ciclos y programar los periodos de cosecha, para poder vender cuando existan los mejores precios en el mercado.

Si bien el diseño del invernadero es importante para realizar una exitosa agricultura protegida, hay que puntualizar que también lo es que el productor conozca las respuestas de las plantas a los diferentes factores del ambiente, así como la aplicación de los principios ecofisiológicos al diseño, manejo de las estructuras y a los sistemas de protección. Porque cada especie de cultivo tiene requerimientos ambientales propios para un funcionamiento fisiológico óptimo.

Los expertos aseguran que en la actualidad, el sistema de cultivo más avanzado y redituable desde el punto de vista económico, que conjuga una amplia gama de técnicas para controlar los factores ambientales, es la producción bajo invernadero con hidroponía; pues el control ambiental que se logra con estos sistemas —cuando están bien diseñados— se traduce en un comportamiento fisiológico eficiente que finalmente se expresa en un crecimiento, rendimiento y calidad final superior a otros sistemas de cultivo.

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